Artículo de Pedro Gómez, publicado el 08-01-2017 en EL DIARIO MONTAÑÉS.-
El inicio de una nueva etapa siempre genera optimismo y la conjugación de propósitos que mejoren lo pasado. En el caso del sector agrario, se abre un año lleno de retos en un panorama mundial muy cambiante. En este año que hemos dejado atrás, se han producido cambios muy importantes, que influirán en las relaciones comerciales, Política Agraria Comunitaria (PAC) y en la forma en cómo se produce y hacia quién. Por lo pronto, se inicia este ejercicio con cambios en la aplicación, gestión y control de los pagos directos, entre otros, y en la asignación de derechos de régimen de pago básico de la PAC.
Cobra especial relevancia el sector agroalimentario, que mantiene una conducta alcista en las exportaciones de los últimos años, en 2011, 31.000 millones euros; en 2016, 45.500 millones. De todas maneras, no hay que ser conformista porque los cambios de este último año afectarán indudablemente a las exportaciones. La salida del Reino Unido podría perjudicar a nuestro país, no olvidemos que es el cuarto destino más importante en las exportaciones agroalimentarias españolas, en 2015 el montante fue de 3.581,2 millones de euros, según el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX). Todavía está pendiente la negociación del BREXIT, que afectará a la financiación de la PAC.
EEUU, otro de los pilares fuertes, al que se exporta 1.485,5 millones, también se tambalea con la llegada de las políticas proteccionistas del presidente Donald Trump. Por otro lado, el boicot ruso a los productos frescos cumple ya 3 años de veto a la UE. El acuerdo comercial con Marruecos puede también sufrir modificaciones, desde el sector productor se ha pedido que se controlen las importaciones para dejar de perjudicar al producto nacional. Esto mismo desde ASAJA lo hemos pedido de forma global; por ejemplo, con la leche, ya que somos un país deficitario, no es normal que nuestros ganaderos estén con precios de derribo, mientras entran tanques de Portugal, Francia, Holanda… Con precios muy bajos y calidades en la materia prima muy cuestionables. En general, en España hacen falta políticas que defiendan lo nuestro, porque es un hecho que nuestros productos son de máxima calidad y están muy bien valorados.
Tenemos las mejores materias primas y un territorio que nos permite diversificar la producción pero los productores tenemos también que adaptarnos a los nuevos tiempos. Todo apunta a que, cada vez más, todo va a ir orientado a los requisitos medioambientales, la PAC y nuevas exigencias por parte de los consumidores se enfocarán hacia el respeto al medioambiente. Además, tendremos que adaptarnos a las nuevas tecnologías, porque nuestros clientes son 100% digitales y las nuevas generaciones han cambiado sus hábitos de compra. Todo el sistema se está sumando al carro de las nuevas tecnologías y sólo los que se adapten al cambio o vayan por delante, seguirán en el mercado. Además, la cada vez mayor globalización, la aparición de nuevos países en el escenario de las exportaciones, nos obligan a internacionalizarnos y mirar no sólo al ámbito local o nacional, sino también internacional. Son muchos retos para un año lleno de cambios y tomas de decisiones. A todo hay que sumarle el estado belicista del mapamundi. Sólo el 21% de los países están libres de conflictos serios, según el Ministerio de Asuntos Exteriores. Esto por supuesto afecta a las relaciones comerciales como ya hemos visto, en el caso de Rusia.
Haciendo un balance general, tenemos por delante muchos retos. Esta Organización Profesional Agraria seguirá estando este año en todas las mesas de negociación para velar por los intereses de los productores, a los que también asesorará para hacer de manera correcta las transiciones. Además, planteará a las administraciones los problemas que hacen falta resolver para que el sector agrario no pierda más profesionales y trabajará en el aumento de la renta agraria, porque es clave para que este sector no siga perdiendo trabajadores. También la defensa a ultranza de nuestras producciones y la lucha feroz contra la venta a pérdidas. Está claro que somos productores de alimentos y por ello somos fundamentales para que un país esté alimentado. Por ello, debemos cuidar lo nuestro y no hacernos más dependientes del exterior.