La Asociación de Jóvenes Agricultores y Ganaderos –ASAJA Cantabria- denuncia públicamente las cláusulas abusivas que incluye la industria en los nuevos contratos lácteos. El pasado 27 de febrero se aprobó el Paquete Lácteo que obliga, a la industria y al ganadero, firmar contratos de una duración mínima anual. Esta medida se ha reclamado desde la comunidad ganadera con el fin de alcanzar una estabilidad en las estregas y conseguir una viabilidad económica dentro de la explotación lechera, además de pactar unos precios que fueran rentables para el ganadero, teniendo en consideración que un litro de leche cuesta producirlo de media 36 céntimos y que la industria compra a 31 céntimos.
A pesar de que se implementan medidas y de que se crean herramientas para que las explotaciones de leche puedan tener viabilidad económica en un panorama sin cuotas, la realidad que nos trasladan nuestros ganaderos no dista de la situación anterior sin contratos. El ganadero continúa a merced de los precios que pacta la industria y tienen que firmar contratos con clausulas kafkianas, además de ver como las entregas se reducen en un 10%, porque la industria quiere diversificar y recoger en varios puntos para reducir riesgos. Esto va a provocar que España, un país que produce alrededor de 6 millones de toneladas de leche, pero que tiene un consumo nacional de 10 millones, sea un país aún más deficitario.
Con todo, el 1 de abril, la leche cruda entra en el mercado libre, coincidiendo con la estación primaveral, donde se producen excedentes de leche y los precios bajan. ASAJA prevé un panorama catastrófico en la cornisa cantábrica, donde se concentran el 77% de las explotaciones de vacuno de leche a nivel nacional, según Mercasa. Las ganaderías de leche han invertido en modernizar sus explotaciones y algunas de ellas aún arrastran deudas por la compra de cuota, lo que las hace estar en una situación límite. Por todo ello, ASAJA no entiende que el Gobierno cántabro vea la liberalización como una oportunidad para producir sin “topes”, tales afirmaciones no se corresponden con la realidad que viven los ganaderos de Cantabria.
En consecuencia, ASAJA Cantabria no va a dejar a sus ganaderos al arbitraje de la industria y no va a permitir que desaparezca una sola ganadería más en la región, porque ya es un sector en grave peligro de extinción; por lo que es intolerable que se plantee esta hipótesis. Esta Asociación ya se sentó a dialogar con las cadenas de distribución para alertar que no se puede vender el litro de leche por debajo de los 60 céntimos, como protesta esta Asociación acudió a finales del año pasado a distintas cadenas de distribución para denunciar la venta a pérdidas y enviar los tickets a la AICA. Actualmente, se apunta a la industria como cartel lechero y se ha constatado que pacta precios a la carta que estrangulan al ganadero. Las sanciones por importe de 88,2 millones de euros interpuestas a 9 industrias por pactar los precios que iban a pagar a los ganaderos, han generado un gran debate sobre si estas sanciones repercutirán en el eslabón más débil de la cadena alimentaria: el productor. No hay que olvidar que muchas de estas industrias han recurrido las sanciones y es probable que al final todo quede un mero anuncio mediático.
A tenor de este contexto, ASAJA Cantabria pide un contrato lácteo que respete al productor, le permita tener unos márgenes de beneficio y le posibilite para producir leche cruda que pueda vender a una industria que no le coaccione a aceptar clausulas leoninas si quiere colocar su producto en el mercado. Las explotaciones de vacuno de leche están preparadas para producir, pero es necesario que la industria compre y no aproveche los contratos anuales para dirigir a su albedrío al ganadero.